A mis hijos: fuente eterna de inspiración.
Era Óscar un pez feliz,
tenía al gato Neko como aprendiz.
Todo el día charlaban de la vida,
las alegrías, las tristezas y sus dormidas.
El tiempo se había encargado
de que Óscar olvidara su cruel y triste pasado.
Ya no quedaban recuerdos de Tobías, Nofré y Jeremías,
los peces malvados que lo hacían nadar de puntillas.
Óscar se movía libremente por el acuario
sin que nadie le exigiera lo contrario.
Lo que Óscar más disfrutaba
era ver al hombre de barba que comida siempre le daba.
Pero un día algo extraño sucedió,
pues el hombre con Manzano apareció.
“¿Qué hace ese caracol color amarillo
entrando en mi acuario y haciendo ruido como un grillo?”
A Óscar no le agradó Manzano
ya que comía como marrano.
Manzano lentamente se arrastraba,
y los desperdicios de Óscar devoraba.
No quería molestar al pez,
aún así, Óscar no quería ver su tez.
“Caracol Manzano, sal de aquí.
Este espacio es todo para mí.
Llévate tu caparazón amarilla
que no quiero verte ni en la orilla.
Contigo no puedo vivir,” Óscar declaró
y el pobre Manzano del susto tiritó.
El gato Neko bien conocía la historia del pez
y por eso le dijo que no fuera soez.
“Amigo Óscar, ¿acaso ya olvidaste a Tobías, Nofré y Jeremías?
Entonces, ¿por qué actúas tan mal con Manzano en estos días?
Óscar decidió hacerse el dormido,
pero las palabras de Neko no dejaban de hacerle ruido.
El pez comenzó a nadar
buscando sus pensamientos desenredar.
Finalmente vio su error
y su alma se llenó de horror.
Óscar entendió la noble labor del caracol,
quien le ayudaba a limpiar su estiércol.
Para colmo, Óscar a Manzano maltrató
y la vida le complicó.
“¡Manzano, Manzano! ¡No quiero hacerte daño!”
Gritaba Óscar desde un peldaño.
Ante esto Manzano salió
y tímidamente sus cachitos asomó.
“¡Qué bueno es tener un amigo!
¿Quieres recorrer el acuario conmigo?”
Manzano preguntó sonriendo,
a lo que ambos se fueron corriendo.
Neko que todo lo veía,
disfrutaba del momento con alegría.
Óscar y Manzano compartían
y ante la vida se reían.
Así, todo volvió a ser felicidad
gracias a una nueva amistad.
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